sábado, 28 de marzo de 2009

Aguafuerte cineclubista (Con respecto a la proyeccion de Esperando la carroza)

ESTO CABECITA NEGRA COMPLICANO TUTTO...

Esperando la carroza es la vida cotidiana misma, desde Los Campanelli en la TV, que uno no deja de identificarse con este tipo de parentela.
En cada familia argentina, algun descendiente de italiano es imposible de ocultar, no hablan, gritan. Y todo es un drama, desde ir a comprar el pan hasta la nena que quedo embarazada, no hay zona gris, es todo blanco o negro.
Para los que vivimos en un barrio de descendientes de italianos, la convivencia con ellos es muy divertida, desde los picnic, los partidos de fútbol, las fiestas… Son todos “ingenieri”, trabajan sin tocar las cosas, es algo increíble, con solo un vistazo ya saben el problema, los que meten mano son sus ayudantes, los “cabecitas negras”, como lo inmortalizaría el Negro Olmedo en su skecht con Edie Pequenino parodiando a un “ingenieri” italiano y un cordobés.
Para quien vivió en un barrio de italianos, los malos entendidos derivaban en verdaderos sainetes.
A mi me ocurrió cuando tenia 8 años, un sábado que era el día que todos los varones, chicos y grandes, iban a la plaza a jugar a la pelota, mi hermano había salido antes y yo quería ir, mi mama no me dejaba ir solo, a pesar de que era un barrio tranquilo y la plaza estar a dos cuadras. Así que le pidió a Ricardito un hijo de italianos de la edad de mi hermano que me llevara a la plaza.
Ricardito a mitad de camino a la plaza, hizo una parada en la casa de su abuela. Ahí su abuela aprovecho para que su nieto le ayudara a desmalezar su quinta, y yo me quede con el. Además su abuela me había convidado con un budín riquísimo.
A las 4 horas mi hermano llega a casa, y ahí se desato el drama, no me había visto y mi vieja salio a la calle a buscarme, encima no lo encontraban a Ricardito. Los vecinos empezaron a acercarse y a ayudar a buscarme. Fue una bola que se hizo alud, llegaron a ser mas de 100 personas buscándome, vino la policía, hicieron identikit de Ricardito.
La abuela de Ricardito cuando ya éste le había hecho todos los trabajos, nos corto dos pedazos de budín y nos volvimos a mi casa. Cabe aclarar que la casa de la abuela quedaba a la vuelta de mi casa, cuando nos acercábamos vimos la muchedumbre y mi vieja a los gritos. Ricardito rápido en reflejos se dio cuenta del lío y se cruzo silbando a la otra vereda, yo comiendo budín no entendía nada.
Estuve un mes sin salir a la plaza, Ricardito estuvo como tres meses sin pasar por la puerta de casa.
Los malos entendidos son comedias dramáticas, son sainetes de la vida cotidiana, un hecho simple se convierte en algo extraordinario.
Cumbio con su fotolog da cátedra. Y que no se malentienda Cumbio es una chica.

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