"Quiero hacerles llegar un saludo revolucionario a los hermanos indígenas y campesinos de Colombia, que sigan luchando, que cuiden la casa, que la casa es sagrada, contra el imperialismo que también amenaza a Colombia"
"Carlos Mesa no va a durar ni seis meses como presidente"
Alèxia Guilera Madariaga22 de octubreLa Paz (Bolivia)
Felipe Quispe, el Mallku (el cóndor), el líder de los indígenas bolivianos -es decir, del 60% de la población del país- y diputado por el Movimiento Indígena Pachakuti (MIP), consiguió este último mes lo que ni siquiera él se imaginaba: decenas de miles de indígenas aymaras y quechuas se lanzaron a las calles y a los caminos del país, junto a campesinos y mineros, pidiendo la renuncia del ya ex presidente boliviano Gonzalo Sánchez de Lozada, conocido como "el Goni" o como el gringo, por el fuerte acento inglés que tiene su español.
Quispe reúne todos los tópicos de cualquier mito de la izquierda: es listo y sencillo, algo rudo, de origen campesino. Maneja sin asomo de ostentación esa inteligencia precisa del que aprendió observando, mientras sus ojillos astutos no pierden detalle de todo, absolutamente todo, lo que pasa.
Me ofrece un mate de coca -con hojas de coca de verdad flotando en la infusión- que deposita suavemente junto al libro que está leyendo: El arte de hablar y escribir, del sociólogo mexicano Raúl Rojas.
- ¿Por qué no confía en el nuevo gobierno de Mesa: por la persona que él es, porque ha apostado por un gobierno integrado por independientes, sin partidos, o porqué el nuevo gobierno no deja de estar integrado por "q´aras" (blancos en lenguaje aymara)?
- ¿Sabes qué? Carlos Mesa y el Goni para mí eran como marido y mujer: son de la misma fórmula. El uno sabía perfectamente de las cosas del otro, como en un hogar: qué falta, qué no falta... Ahora se escapa el marido, abandona el hogar, pero ¿quién se ha quedado? Son igualitos, luego Carlos Mesa tiene que ver también con la sangre derramada. Por otro lado, si no hubiésemos hecho esta sublevación no hubiese sido presidente. Desconfiamos de él porque es representante del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional... no es más que otro pelele de los gringos.
- ¿Cómo tendría que ser un presidente para que ustedes lo aceptaran?
- Si estuviésemos en el poder el presidente tendría que ser alguien realmente independiente. Pero el problema es que los aymaras no tenemos soberanía, a pesar de que así lo dice nuestra Constitución: este país está gobernado por los gringos.
- En el actual panorama político de Bolivia ¿hay alguna persona que para ustedes esté capacitada para gobernar con justicia el país?
- Bueno, hay que ver, hay que buscar... pero no, no tenemos todavía un candidato.
- Felipe, si en este momento le llama por teléfono Carlos Mesa y le pregunta "Felipe, ¿qué hago?", usted ¿qué le diría?
- (Se ríe) Mire, sinceramente nada: él no es mi amigo. Y además creo que Carlos Mesa no va a durar ni seis meses como presidente.
- ¿Por qué está usted tan convencido de esto?
- ¿Quiere saberlo? La respuesta es 21060: un decreto que permite la erradicación de la coca. Es impuesto por los gringos. Y la coca es algo sagrado para nosotros, como la Biblia para algunos de ustedes. Por eso nosotros le estamos diciendo: "tienes que derogar esto". Y nada. Otra razón: la 1008, que es una ley que prohíbe bloquear, prohíbe hacer marchas y no presupone la inocencia de los bolivianos sino todo lo contrario. Entonces, todo eso lo tiene que anular.
- Entremos en el tema del gas. Si estoy en lo cierto, a ustedes no les molestaba tanto el hecho de que lo fueran a sacar por Chile (país que en la guerra del Pacífico, en 1879, le arrebató a Bolivia su única salida al mar) sino, más bien, el hecho de que el Gobierno lo pensaba vender a los EU a precio de risa...
- Sí, eso es.
- ¿Cuál es entonces la propuesta de ustedes al respecto?
- Bueno... el tema del gas lo hemos manejado desde el primer momento, creo, con sensatez: primero hemos reunido a la gente y les hemos preguntado si querían o no que el gas saliese del país. Claro, dijeron que no. Entonces, lo que decimos es que primero hay que nacionalizar el gas: ahora es de varias empresas, una es la española Repsol YPF pero la mayoría son gringas. Después, una vez nacionalizado, la idea es venderlo pero ya procesado y no a los gringos: pueden ser otros países.
- Felipe, dígame: en estas semanas de movilizaciones ¿ha habido alguna cosa que le haya conmovido especialmente?
- Sí (se le agrava el rostro). Lo que me ha conmovido es la muerte de niños y hasta de bebés recién nacidos, asesinados por balas de los soldados. Y otra cosa que me conmovió fue saber que un capitán del Ejército mató a uno de sus soldados porque éste no quería disparar contra los campesinos, allá en el Río Seco, en el alto de la Paz.
- Y, sinceramente, ¿usted pensaba que sería capaz de movilizar a toda esa gente que salió a la calle, miles y miles de indígenas y campesinos?
- La verdad es que si hubiésemos convocado como partido Movimiento Indígena Pachakuti no hubiésemos movilizado a tanta gente. Realmente la hemos movido como organización indígena y como Confederación Sindical Única de Trabajadores de Bolivia.
- Cuando por la noche se acuesta, ¿duerme usted tranquilo o le inquieta pensar en la responsabilidad que representa que tanta gente campesina e indígena confíe en usted?
- Cuando inicié, en los años 80, sí que dormía muy intranquilo. Pero ahora ya me acostumbré: llego muy cansado y me duermo. Pero al día siguiente lo primero que hago es sentarme y pensar qué es lo que se puede hacer, cómo se puede complementar esa lucha...
- En algún minuto del día ¿usted deja de pensar en esa lucha?
- (Sonríe) Nunca, casi.
- ¿Y vale la pena esa lucha? ¿Qué le dice la gente cuando se le acerca?
- Bueno (sonríe ampliamente) la gente de la ciudad no me quiere nada: me insulta y hasta algunos me han escupido...
- ¿Por qué?
- Recuerdo que cuando cayeron las dos torres gemelas yo esa vez me solidaricé con los revolucionarios que habían hecho eso: los saludé fraternalmente a los que hicieron esa acción. Luego, una señora me dijo: "mira, no te metas con los Estados Unidos o te voy a cortar los testículos" (se ríe bajito). Y así casi todos los días. Hasta he recibido amenazas por escrito (y me alarga un anónimo, escrito a máquina, firmado por unos misteriosos Trabajadores de Bolivia, en el que lo llaman "grandísimo hijo del diablo, bruto, agente de la burguesía, racista e hijo de mula" y le amenazan con que "te vamos a embalsamar con dinamita" por lo que "ya puedes ir preparando tu testamento"). Y como si no fuera con él la cosa, Mallku entrecruza suavemente los dedos y se dispone a escuchar mi siguiente pregunta.
- ¿Qué puede pasar en Bolivia si pasados esos tres meses de tregua que ustedes le han dado al nuevo presidente no se ha cumplido ninguno de los puntos exigidos? ¿No cree que la gente puede empezar a cansarse de bloqueos y movilizaciones? ¿Habría que pensar en otra cosa?
- No. Es que nosotros sólo conocemos como medio de defensa los bloqueos y las huelgas de hambre: no hay otra lucha más efectiva. De esa manera la gente no se cansa. Mientras yo esté a la cabeza del movimiento indígena voy a seguir convocando a los bloqueos de carreteras.
- La pregunta que le ha hecho todo el mundo: ¿por qué son tan malas las relaciones entre Evo Morales y ustedes? ¿No es poco práctico que los dos movimientos de izquierda estén tan separados?
- No, es que... ¿cómo vas a trabajar bien con uno que siempre está al lado del Gobierno? Actualmente tiene dos ministros: el de Educación y el de Asuntos Indígenas. Mientras nosotros estamos peleando, ellos están ahí, contentos y alegres, salen al balcón y nos miran y a lo último, cuando ya estamos por tumbar el gobierno, también se pliegan a la lucha. Siempre han jugado así, sucio. Pero además de eso, es que el MAS (Movimiento al Socialismo, la coalición liderada por Morales) es la escisión de la falange socialista boliviana y los principios programáticos que tiene ese partido son fascistas. Entonces, ellos no piensan igual que nosotros: son del socialismo cristiano pero también admiten el capitalismo... ¡inclusive hasta el imperialismo! Sin embargo, nosotros somos indigenistas, somos tupakataristas (de Tupac Katari, que dirigió, en el siglo XVIII, el mayor levantamiento indígena aymara contra los españoles). Nosotros queremos autodeterminarnos, hacer nuestra lucha.
- El ex presidente Sánchez de Lozada los cualificó a ustedes varias veces de terroristas...
- No, es que está claro que el único terrorista es él, Gonzalo Sánchez de Lozada que aterrorizó al pueblo, lo mató, lo arrasó. ¿Qué quiere decir terrorismo? Si buscamos en el diccionario es el que aterroriza a un pueblo. Nosotros no hemos aterrorizado: nosotros somos revolucionarios, queremos un cambio. Por algo la palabra quechua pachakuti en castellano quiere decir la revolución, el cambio.
- ¿Qué le diría al movimiento campesino e indígena colombiano?
- Quiero hacerles llegar un saludo revolucionario a los hermanos indígenas y campesinos de Colombia, que sigan luchando, que cuiden la casa, que la casa es sagrada, contra el imperialismo que también amenaza a Colombia. Estamos con nuestros hermanos de Colombia: el problema que están sufriendo también es nuestro problema y el de los indígenas y campesinos de la llamada Bolivia, es también el de ellos. Desde esa perspectiva yo veo que la idea es seguir batallando y mantener intactos nuestros ideales comunes.
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