viernes, 12 de septiembre de 2008

Ripstein: Cine sin reglas

Rafael Estefanía BBC Mundo, Londres

Yo nunca vuelvo a ver mis películas, Dios me dio un don que es hacer películas y cada don viene con su 'castiguito' y el castigo consiste en tener que verlas
Arturo Ripstein


El mexicano Arturo Ripstein es uno de los directores más importantes de la cinematografía latinoamericana.

Con 40 películas en su haber entre los que se incluyen "Profundo Carmesí", "La perdición de los hombres" y "El evangelio de las maravillas", Ripstein es responsable de haber creado una escuela de cine que lleva el melodrama a sus últimas consecuencias a través de historias de personajes marginales.
El director mexicano fue invitado por el festival de cine "Discovering Latin America" que se celebra esta semana en Londres, para presentar una retrospectiva sobre su dilatada filmografía y para hablar del que fue su mentor, el gran genio del cine, Luis Buñuel.

Contaba usted que cuando se acercó a Buñuel y le dijo que quería ser director de cine, él le hizo ver "Un perro andaluz" una y otra vez. Una experiencia que sin duda marcó su carrera. ¿Qué efecto cree que tiene Buñuel en una audiencia contemporánea?
Buñuel es sin duda uno de los grandes cineastas de la historia del cine y nos ofrece obras de una hermosura descomunal que incluyen una ética de entender la vida, una serie de nociones y opciones que artistas de su calibre son los únicos capaces de darnos. Buñuel está ahí con Fritz Lang, Kurosawa, Murnau... esta enorme serie de los que inventaron un arte en el que hemos podido vernos, reflejarnos y darnos sentido.

Y usted, con 40 películas a sus espaldas y un cine tan personal ¿dónde se situaría?
Yo siempre aspiré a hacer "Nazarín" y nunca lo logré, lo que siempre es un estímulo porque entonces se intenta de nuevo en la siguiente película.
Sin duda, las alturas a las que llegaban estos maestros son propiedad privada suya y casi incompartible.
Yo he pretendido siempre más o menos haberlos vistos y estar orgulloso de ellos. Parafraseando a Borges: "estoy más orgulloso de las películas que he visto que de las que he hecho".

Usted nunca ha seguido las reglas del mercado cuando se plantea una película ¿se plantea hacerla para usted?
Ripstein ha dirigido 40 películas.Yo nunca he conocido las reglas del mercado, pero ésto no es sólo privilegio mío, los que hacen el mercado tampoco tienen ni la más remota idea. Los que hacen cine "formulaico",en donde ya saben lo que le va a gustar a la gente y cómo va ha reaccionar y cómo tener un público cautivo, tampoco lo logran.
De las miles de películas que se hacen en el mundo sólo unas pocas tienen éxito.
Yo nunca tuve la receta del éxito, siempre fui muy incompetente en ese sentido, entonces hago lo que creo que es personalmente interesante, porque he creído, casi siempre en vano, que lo que me parece razonable y conmovedor a mí, será razonable y conmovedor para los demás.

¿Siente usted que su trabajo ha sido reconocido, especialmente en un momento en el que se habla tanto del "nuevo cine mexicano" al mismo tiempo que a usted se le deja de lado? Suele ocurrir eso en todo momento, hay una generación de jóvenes que vienen a desplazar a los que hacíamos las cosas de otro modo. No quiere decir que sean ni mejores ni peores, es otra sensibilidad y están en otro momento.
Yo hice lo mío cuando hice lo mío y ahora a ellos les corresponden lo que les corresponde. Habrá que esperar, si es que la posteridad existe, para ver a quién le toca qué cosa.

¿Qué opinión le merece el "éxito instantáneo" por el cual un director alcanza la cima de la profesión con sólo una o dos películas en su haber?
Pues que seguramente serán mas sólidos nuestros trabajos, no sé, lo que sí está claro es que antes había que dar una serie de pasos para llegar aun determinado sitio.

Cuando García Márquez fue García Márquez ya hacía mucho tiempo que tenía una obra hecha. Lo mismo ocurrió con Buñuel, él fue Buñuel muchos años después de empezar su trabajo. No sé que tan súbita, en esos términos, será la desaparición también.
Ahí queda la historia para decirlo y al final los que son notables, por lo menos para los cinéfilos son los de siempre: John Ford, Orson Welles,... los demás son efímeros.

Cuando usted regresa a su obra, ¿tiene sensaciones diferentes a las que tuvo cuando las filmó?
No, yo nunca vuelvo a ver mis películas, Dios me dio un don que es hacer películas y cada don viene con su "castiguito" y el castigo consiste en tener que verlas. Una vez que las he visto, no regreso a ellas porque es muy torturante.

¿Qué historias le quedan por contar?
No he dejado de tener que contar, lo que pasa es que ahora el ritmo es más lento y más pausado. La velocidad es para otros Siempre hay historias que me inquietan, me turban o no entiendo, y gracias a eso uno se mete a buscar explicaciones. No he dejado de tener que contar, lo que pasa es que ahora el ritmo es más lento y más pausado. La velocidad es para otros.

Aunque más pausadas, pero siempre con personajes marginales que no tienen nada que perder como protagonistas ¿no?
Bueno ¡esos son en realidad los que tienen todo que perder! Sí, me interesa muchísimo. Yo vengo de un país de sobrevivientes. La supervivencia de algún modo hace que me interese por las historias de los "descomunales".

¿Le gustaría hacer una película sobre la situación social que esta atravesando su país?
No puedo evitar ser mexicano y ser contemporáneo, no lo eludo, lo que pasa es que mis películas no son políticas ni antropológicas, nunca han aspirado a eso, pero no puedo evitar que los temas incidan de alguna forma en mi trabajo.
Haré cosas que se deriven de ésto pero no de una manera directa.
Hice recientemente un documental en el que sí hay un análisis político muy concreto, muy inmediato, muy preciso de la realidad que nos determina, pero en mis películas de ficción nunca tuve ni tendré la ambición de perseguir la validez antropológica.

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